sábado, 22 de febrero de 2014

Soy el diablo en mi cuerpo / WW2

 Taño la campana y las aves vuelan. Y la fe de la gente también. La toco nuevamente y pasan cien años; el mundo sigue sin sanar. Hago sonar nuevamente el objeto y llega dios. Una vez más hago ruido y lo mato, pero no es una solución definitiva pues la religión no es una causa sino una excusa de las luchas. Ah, pero de todas formas pensando por nosotros mismos tal vez lleguemos a algo distinto y al menos nos miraremos con odio pero a los ojos aceptando por fin que no es por color, credo o forma de vida que nos perseguimos, sino por influencia de gente más poderosa que el dios que maté y que devoran con tanto ahínco la torta donde vivimos, que a nosotros sólo nos quedan las migajas caídas al suelo y el confort adquirido a costa de otros menos duchos en ser perfectos.

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