sábado, 22 de febrero de 2014

Soy el diablo en mi cuerpo / WW2

 Taño la campana y las aves vuelan. Y la fe de la gente también. La toco nuevamente y pasan cien años; el mundo sigue sin sanar. Hago sonar nuevamente el objeto y llega dios. Una vez más hago ruido y lo mato, pero no es una solución definitiva pues la religión no es una causa sino una excusa de las luchas. Ah, pero de todas formas pensando por nosotros mismos tal vez lleguemos a algo distinto y al menos nos miraremos con odio pero a los ojos aceptando por fin que no es por color, credo o forma de vida que nos perseguimos, sino por influencia de gente más poderosa que el dios que maté y que devoran con tanto ahínco la torta donde vivimos, que a nosotros sólo nos quedan las migajas caídas al suelo y el confort adquirido a costa de otros menos duchos en ser perfectos.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Duro

 St Gallen no fue un sabio, no fue un hacedor de milagros, no se sacrificó por la humanidad.
 Sin embargo, la historia lo sabe un santo por todo lo que no hizo. Nunca levantó su mano en contra de alguien, no tenia manos. Nunca miró a otro con desdén, era ciego. Sordo como si las palabras necias no pudieran enervarlo, mudo como tantos mártires que murieron llorando en silencio, todos los latidos del corazón de Gallen fueron positivos. O tan positivos como pueden ser los de una roca perdida en el medio de la nada que un loco lindo encontró en su distancia y decidió adorar, pues es tan humano sufrir y llorar y odiar que nadie puede escaparse de ello, ni siquiera los santos de verdad.
 St Gallen es lo más honesto y puro que se puede encontrar aquí. Sólo se lo puede comparar con otros pocos millares de piedras anónimas que adornan los caminos verdes y las orillas del lago de este pueblo llamado en honor de nuestro santo de piel grisácea y corazón invisible e inmóvil.

lunes, 10 de febrero de 2014

El mar y la música, y la música y el mar

La música y el mar

 Gotas de música recorren mis venas ¿Para qué el lenguaje? ¿Para qué la pintura, el cine, el teatro? El único objetivo de cada uno debería ser el mío: alcanzar la plenitud, el clímax poético, llegar a conocer todos los estilos existentes e inventar los que todavía no están.
 Para algunos la música es un medio, para otros, un fin; para mí es el todo, perdería todos los demás sentidos sólo para conservar mi preferido.
 Intercambiaría mi alma por una oreja Barret. Daría mis Fenders a cambio de borrar mi recuerdo de tantos discos y poder así disfrutarlos por primera vez. Me sacaría las cejas para ser como Pinky. Secuestraría al mundo para poder viajar y escuchar los distintos sonidos del universo.
 Gotas de música recorren mis venas mientras preparo otra aguja y mi próxima canción, "Obsesión".

El mar y la música

 Las gotas de agua que caen de mi cara al mar no lo alteran en lo absoluto, pero me reconforta creer escuchar el sonido que cada una hace al ser absorbida por esa cosa negra y azul por la que avanzamos.
 Me gustaría ver peces, aves, tesoros, pero desde la oscuridad donde estoy parecería que tengo un sentido totalmente apagado.
 Y, sin embargo, ese silencio visual me susurra ideas y emociones, paz y locura, abandono y tristeza.
 Y, sin embargo, quién diría que si en este barco estuviéramos todos los hombres juntos, sintiendo lo mismo, no alcanzaríamos a subir el nivel del mar ni un ápice con el llanto de nuestros corazones.

domingo, 2 de febrero de 2014

Akrópolis

 Los dioses nos visitaron desde tiempos remotos y todo cambió. Se veían milagros por doquier, tributos se sumaron a los impuestos para mantenerlos contentos. De sacrificar monedas pasamos luego a sacrificarnos nosotros, todo sea por sus divinos libidos.
 Más que dioses parecían gitanos, ¿pero quién osaría contradecirlos? Ya hace eones nos habían quitado el Sol. Y aun con nuestra tecnología podrían hacerlo de nuevo, y Prometeo hacía mucho que nos había abandonado.
 Nos prometieron tierra y riquezas. Les dimos todo. Blancas y secas quedaron nuestras casas mientras ellos reconstruían su añorado Olimpo.
 Sólo nos dejaron la vida y la muerte, el resto se lo llevaron de regreso a la Antigüedad.
 Y ya engañados, reconstruiremos nuevamente nuestra ciudad y nuestras fes, mientras rogamos que la siguiente vez, vengan dioses menos humanos.