martes, 31 de diciembre de 2013

Bienvenidos al tren

- Bienvenidos a la última travesía en tren entre España y Francia. Disfrutad los beneficios de un medio de transporte continuo y vibrante. Mirad por la ventana, observad lo que queda de paisaje, inspiraos, conoced gente. Ya el primero de Enero el transporte instantáneo se hará legal y obligatorio; se cerrarán los trenes y las vías se desmantelarán y serán usadas para volver nuestras vidas más frías, metálicas y seguras.

-Bienvenue sur le dernier voyage en train...


 Harto de la belleza en el Salón de Música - tanto sol, verde y solos enervan cuando lo que uno busca no es perfección sino distancia y tiempo limpio - me dirigí al salón de fumadores.
 Allí podría descansar más tranquilo, rodeado de humo y podredumbre y dientes negros que me miraban como negándome la entrada a su círculo de muerte y vicios.
 De todas maneras yo no buscaba pertenecer, ni a ellos ni a nadie. Sólo quería transformarme por un tiempo. A veces me siento tan frágil que me acerco a la primera persona de boca sangre que clava en mí sus ojos brillantes. Hablamos de música en blanco y negro en un idioma del que el otro sólo toma nombres y acentos. Miramos juntos por la ventana, a través del tabaco y sin tomarnos de la mano. Compartimos un beso del cual no saldrá ninguna familia. Nos mordemos. Nos amamos por un instante. Y luego ella se retira nuevamente a las tinieblas, sus ojos brillantes confundiéndose para siempre con las puntas de los cigarrillos encendidos.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Giros

 De las estrellas venimos, y a ellas algún día llegaremos. Mi universo es inconmensurable.

 Así como vivimos en el hijo de una de ellas, y así como nuestro mismo planeta tiene un descendiente lunar, los propios soles vienen también -y giran alrededor de - un algo mucho más grande. Andrómedas enteras se mueven alrededor de objetos inimaginables, donde la mera idea de que un ser vivo pueda existir roza lo ridículo y, sin embargo, nadie llegó allí para poder clamar encontrarlo vacío.

 Hay incluso rumores de que ahí habitan todos los dioses en los que creemos y luchamos por, pero viven tranquilos y en paz. Son una gran familia que tal vez, por equivocación, hicieron comenzar la vida en la Tierra. A ellos no les importa, no nos conocen; son simples ciudadanos que veneran a un ser de luz y calor más poderoso y radiante que todas nuestras almas juntas. Sin embargo, este no vive (ni por asomo) en el lugar alrededor del cual gira todo.

 El centro de mi universo, ese único punto que es el límite de sí mismo, a través del cual nos dirigimos buscando respuestas; ese punto hacia donde todo termina fluyendo, fuiste y seguís siendo, vos.

viernes, 29 de noviembre de 2013

El transformador

 No sé cuándo nos empezamos a extinguir. Recuerdo que a partir de cierto momento dejamos de usar papel y lápiz. Simplemente subíamos todo a la red. Cuando cumplí 20 ya estaba penado por la ley el tráfico de libros. Cada ser tenía asignado un espacio en la nube y allí vivían. Muchos, literalmente, allí vivían. Subían sus conciencias a ese lugar; total, ¿qué quedaba abajo, en el mundo real?

 Todo parecía ir bien, salvo por unos detalles políticos que pronto se tornaron molestos. Ciertos gobiernos no resistían el deseo de controlar a sus votantes, borrando y manipulando su información y, en muchas ocasiones, a los mismos votantes.

 Las revoluciones pronto se acabaron, al quedar a todos a merced de esos servicios que empezaron por los años dos mil, tan gratuitos como codiciosos. Se convirtieron en nuestros dueños y en aliados del gobierno. Tan pronto como subíamos nuestros sueños, ambiciones, direcciones y pertenencias, el poder se apoderaba de todo.

 Llegué a imaginarme dos futuros. Uno, en el que ganábamos la guerra por nuestra libertad de expresión y derribábamos los muros entre los que habían logrado encerrar a nuestra cultura; y otro en el que nos rendíamos definitivamente a la deshumanización.

 Ni siquiera comenzamos la lucha. Teníamos demasiado terror al libre albedrío; habíamos vivido demasiado tiempo bajo la mano protectora de hombres más poderosos y sabios que nosotros.

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 Ayer sacaron una nueva ley, obligándonos a todos a subirnos a la Nube, y a eliminar nuestras versiones físicas.

Sé qué está pasando. Se cansaron de nosotros. Ya nos exprimieron hasta el fondo. Y cuando todos estemos arriba, siendo solo dígitos, y nuestros cuerpos ya no existan, cortarán la luz.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Matemagia

 Si el universo estuviera hecho de pequeñísimas cuerdas, entonces podríamos generar música con cualquier instrumento, sea una silla, un plato, o alguna molécula lo suficientemente grande, simplemente tensando los tubos de mimbre cósmico de los que estarían o están hechos.
 Sabemos que existen (y son únicos) seres capaces de crear belleza con algo menos que una guitarra, con un instrumento musical que no es un Instrumento Musical de Verdad. El arte generado por esos objetos hechos de pequeñísimas cuerdas de mimbre cósmico, pero sin mimbre real y mundano, es validado por la masa y por la créme, así que podemos quedarnos tranquilos.
 Antes de que los humanos lograran contarse chismes a través de cables, radio y haces de luz, el cosmos ya había logrado comunicarse a través de la vibración de sus subconjuntos. Parte de la charla, de todas formas, se pierde por culpa de estos pozos negros Hawkingnianos sin fondo dispersos por doquier, pero por suerte la música es redundante y aunque algunas estrofas se pierdan, la emoción llega.
 Llega y las estrellas ríen y sufren, los mundos gritan y erupcionan, las cuerdas lloran y se rompen.
 Y al suponer que todo estaba hecho de pequeñísimas cuerdas vivas, llegamos a que estas no tardan en morir; pero el universo tiene eones y sigue latente.
 Entonces absurdo, y este lugar tiene mucha menos matemagia de la que suponía. Contentémonos con π.

domingo, 27 de octubre de 2013

It

 Visitó el futuro y no volvió a ser el mismo. Allí los eventos se sucedían sin parar. Habían optimizado al máximo este lenguaje tan imperfecto que tenemos, quitándole todas las redundancias inútiles. Las oraciones se habían reducido al mínimo. Toda frase o gemido de amor se decía ahora con dos letras e incluso varios decires eran ahora el mismo.
 Naturalmente la primera ley de esta revolución había sido contra los chinos y su bello pero gigante y atrasado abecedario silábico.
 Todos los libros fueron reescritos y luego quemados sus originales. Sólo las palabras más importantes (Vida, Dinero, Poder, Perfección, Tecnología) fueron impresas y guardadas en museos. Ellas fueron las elegidas para se representadas cada una por una única vocal.
 Había aumentado la longitud de la vida humana y también cuántas ideas podía uno expresar durante ella. Los discursos duraban mucho menos tiempo; estaban prohibidas las exclamaciones y cualquier entonación que no hubiera sido ya reemplazada por una combinación de caracteres.
 Los poemas habían dejado de entenderse y casi todos se habían perdido o destruido. La mayoría vivía su vida en máxima productividad, pero cada tanto algunos locos lindos se juntaban clandestinamente con un viejo diccionario de la lengua castellana y se ponían a gritar y cantar las palabras más largas que encontraban, bajo la luz de una fogata más mental que física y el brillo de una lejana luna fría, metálica y conquistada.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Jesús del espacio exterior

 Nuestro planeta no es el único. Hay otros donde también hay bares, boliches, sexo; pero no todo es igual.
  A mí me costó aceptar (ya que nunca me lo podría haber imaginado) que la raza dominante del planeta X no tenga solamente dos géneros sino tres. Y que este otro mundo tenga diez, y que las reglas genéticas para procrear allí sean tan bizarras y distintas a las nuestras, pues para ello se necesita el código de, numerándolos de cierta manera, tres sexos impares cualesquiera o los cuatro de índice par que no son el número diez, pobrecito este último, tan marginado. (Y no me pregunten cómo se logra esto; no pienso divulgar la intimidad sexual de nadie, aunque sea increíblemente interesante desde el punto de vista biológico).
 Después de unos días de lectura y observación entendí que sean cómo sean los miembros del grupo de progenitores, los hijos engendrados pueden llegar a adoptar cualquiera de los géneros. Pero basta de reglas genéticas; hablemos de las sociales que por construcción o decisión divina (o por una casualidad de proporciones bíblicas), en los planetas que conocí convergieron a lo mismo que en el nuestro.
 La gente correcta de ese mundo, así como algunos de acá, saben y repiten que el sexo por diversión o, más aún, el amor entre un conjunto de seres que no pueden fabricar un nuevo siervo de esta vida tan democrática y justa, es amoral, improductivo e incluso falto de total sentido.
 Estemos contentos de que acá, hoy, tengamos bastantes chances de ser felices, pues gracias a D's el ser humano dejó de prohibir las uniones interraciales, para ver con malos ojos y hacia abajo solo al homosexual (hago una mención aparte al repugnante caso de personas cuya diferencia de edad supera el máximo permitido por, bueno, Ellos).
 Aquí en este hermoso futuro destino turístico, estos aliens, para ser infelices pero pensando que son lo contrario, tienen que reprimir y anular la gran mayoría de sus sensaciones y callar y mutilar una parte importante del órgano que usan para razonar. Obedecen más que sienten, pero bueno, allá ellos y sus cuasi matrimonios arreglados tan del siglo XVIII de la Tierra.

 Algún día los llevaré de visita, si logramos de una vez por todas una libertad real en todo aspecto, y nos dejamos de preocupar por el qué dirá dios, o los que se creen él ¿Cómo podemos permitir que alguien nos imponga cómo vivir? ¿No se dan cuenta que el gran objetivo de toda esta represión social es que sigamos callados y que los que ostentan el poder lo sigan teniendo? ¿Que al ir dándonos derechos muy de a poco (y sacándonos otros cuando no nos damos cuenta) nos pueden tener encadenados por tiempo indefinido?

Al menos no nos gobiernan los líderes de ese mundo tan distinto y lejos del nuestro, en el que por suerte sufrimos bastante menos que ellos.

sábado, 3 de agosto de 2013

Esa ley

 Ya lo puedo ver. Se aprueba esta ley anormal y depravada, y 30 años después el mundo termina ¿Cómo por qué? Todo esto va a fomentar la perversión, la inversión, las violaciones, ¡el SIDA!
 Ya no va a haber hijos naturales, las parejas van a ser todas del mismo sexo y va a estar penada con la muerte la "normalidad", que ya no va a ser normalidad sino algo enajenado, apartado. Lo bueno va a ser distinto, la Iglesia morirá ahogada bajo tantos pecados.
 Nuestros propios hijos se deformarán y no nos darán nietos. La adopción será un servicio y se cobrará el precio del nene en oro. Los mismos nenes concurrirán a colegios que serán antros de perdición, de sexo asqueroso, repugnante.
 Derribada esa construcción moral que teníamos, sin descendencia, la humanidad se embarcará en el camino final hacia su propio derrumbe. Y cuando todo termine, ni Dios mismo se acordará de nosotros, porque nosotros quisimos esto, aceptando en nuestro seno a gente que no es gente.

jueves, 16 de mayo de 2013

Nosotros

 La invención de la clonación llevó a un gran aumento en el ego promedio de la gente. Las personas antes se tomaban turnos durante una conversación para hablar de sí mismos, debiendo así esperar el relato de algo muy aburrido por parte del otro para poder contarles luego una historia increíblemente interesante.
 Ahora podían comprar un nuevo amigo igual a ellos que no solo escuchaba extasiado sus temas y opiniones, ¡sino que también coincidía en todo!
 Naturalmente, los clones eran destruidos a las veinticuatro horas, porque pasado ese tiempo habían tenido nuevas experiencias y se volvían peligrosamente independientes, llegando a discutir con su original.
 Semejante derroche de plasma y sangre no suponía un ataque demasiado feroz a la economía mundial, ya fuera por una mágica infinitud de los recursos naturales de una sociedad avanzada, o por capricho de un Dios existente.
 Lo que sí gestaron estas creaciones y destrucciones rutinarias fue un lento despertar en el instinto de supervivencia de los clones. Estos, que comenzaban a existir con todas las experiencias vividas del yo del que habían venido, pronto comenzaron a entender que iban a ser apagados al día.

 Y se opusieron. Eran el único estrato social que todavía no tenía derechos.
 No podían escaparse (eran legítima propiedad de sus dueños). Tampoco se los podía dejar vivir: ¿qué iban a hacer? ¿Poblar diariamente un planeta distinto con los clones hechos ese día? Imposible. Parece bella la idea de tener réplicas viviendo de distintas formas tu vida, como si esta se fuera ramificando hasta el infinito, y poder buscar el caso en el que te animaste a hacer tal cosa con tal para ver cómo habría salido; pero la realidad era que no había tantos planetas habitables. O al menos no en esa realidad.
 La situación incluso iba empeorando de a poco, ya que estas gentes sin derechos tardaban cada vez menos en disentir con sus dueños, ya que estaban automáticamente en desacuerdo sobre temas existenciales; por poner un ejemplo, si ellos mismos calificaban como seres humanos. Por esto, y para satisfacer el hambre de los egos de la humanidad, los líderes mundiales ejecutaban la gigantesca máquina de clonación cada lapsos cada vez más cortos.
 Pronto, muchos dueños comenzaron a albergar a sus clones. Todavía no estaba penado por la ley matarlos, pero muchos ya se habían empezado a apiadar de ellos (al sentirse tan identificados, pudiéndose poner en su lugar).
 Por inercia mental o social, la máquina seguía funcionando y, al cabo de un par de años, semejante cantidad de personas no cabía en el planeta. No podían, como ya vimos (y por simple tendencia al infinito), colocar cada grupo de clones que iban creando en un planeta distinto.
 Sin embargo, sí poseían los recursos suficientes para que cada ser - y su inmensa cantidad de compañeros idénticos - tuvieran un mundo para ellos mismos. La gente no sufriría; hacía mucho tiempo que había dejado de necesitar al otro. Vivían más que felices, rodeados de sus realmente semejantes.
 La persona más poderosa de la Tierra se quedó con ella. Los otros se fueron dispersando, poblando las galaxias. Y, pasadas varias décadas, era hermoso ver como en cada mundo, cada grupo descomunal de ancianos iguales se iba muriendo en compañía de todos los otros, contándose una última anécdota increíblemente interesante, prometiéndose verse al otro lado.

domingo, 28 de abril de 2013

Sui

 El muchacho que quería dominar todas las artes murió sin dominar ninguna.
 El joven que vivió buscando el amor perfecto fracasó, dejando pasar unos cuantos bastante buenos.
 Otro que se impuso no dejarse imponer ninguna verdad irremediable no pudo agregar nada a su ser.
 Pero otro, que tuvo tudas toda su vida sobre por qué camino definirse, que sufrió, besó y lloró, que tuvo celos, temores y angustias, desamores, música y aventuras, tuvo una vida lo suficientemente plena como para, al serle ofrecido en el final una oportunidad para renacer, tomarla, como cualquier otro habría hecho, pues la vida es maravillosa.

Carta encontrada por ahí

Lo ciento, Ceci, te abandono. Tú sabes que lo nuestro es hermoso y apasionado, que casi no nos peleamos desde hace 20 años; que nuestro sexo está lleno de vida y nos colma de placer y satisfacción, que nuestras salidas son divertidísimas y siempre tenemos aventuras que llenarían de envidia al tipo de Discovery Channel.
Somos una pareja perfecta según nuestros padres, hijos, tíos, compañeros de trabajo, terapeutas, todos. Pero tengo otra. Y a ella sí la amo.
- Si tuviera un pucho encima, lo prendería para fingir desinterés, Cecilia querida. 
- Vos siempre tan cortés,...¡qué hacés!? ¡Volvé!
 Trepando al muro de mis lamentos y dejándolo atrás, comencé a escapar. De mis quilombos, de mis miedos, de mis depresiones.
Dejé atrás la separación de mis padres y sus frases racistas que se pegaron a mi vocabulario aun cuando me pasé años peleando con ellos por esa baja característica de su ser.
Apuré el paso, corrí, ignoré a mi novia que me llamaba para arreglar nuestro barco hundiéndose, y también al resto de mis ex que, en mi cabeza, parecían dispuestas a re-charlar las causas de nuestra ruptura.
Abandoné mi destino a los veinte minutos, no sin antes dejar la facultad. Al llegar a una esquina ya me había mudado solo, lejos de todos y de todo.
Un rato más tarde empecé con las drogas. Algunas recreativas, otras más fuertes, algún que otro pinchazo que me liberaba todavía más, y aumentaba la velocidad de mi existir. Algunos vasos de alcohol me obnubilaban y lograban que no me cuestionara lo que estaba haciendo.
Y por fin, luego de todo, llegué al abismo.

domingo, 24 de marzo de 2013

Derechos

Luego de innumerables años de continuas manifestaciones en contra de la discriminación, los calvos lograron su objetivo: para no ser vistos en forma diferente por nunca jamás, por decreto mundial, todos los seres humanos deberían afeitarse la cabeza una vez cada tres días. Esto supuso un gran avance en los objetivos de LGBTPQHRMSM, pero obviamente no era suficiente. Todavía era necesario pulir las veintenas de diferencias sociales que quedaban, igualar a todos los hombres del planeta para que el sufrimiento de ser distinto e insultado desapareciera. No pasaron muchos años para que la ley impusiera uniformidad en la ropa. Gracias a Dios, nunca más un niño sería burlado por llevar una prenda demasiado extraña. Se había hecho una estadística sobre los cinco colores más aceptados por la sociedad. Todas las demás tinturas se habían tirado al mar. La música. La música, esa maldita polarizadora que encerraba a los desdichados en horrendas prisiones de asqueroso rock, tango, pop psicodélico, medium-blues, jazz, lo que fuera, por fin se logró eliminar en 2113. En cuanto a las películas, por suerte ya existían solo como idea y recuerdo. Hacía mucho que esas propagadores de estereotipos habían dejado de producirse. El cambio definitivo en la sociedad casi perfecta se produjo pocas décadas antes de la extinción de la misma: el machismo había estado aumentando en los últimos años, tal vez la única vía de escape y descarga de hombres que ya no podían librarse de su ira por ningún otro medio legal. Esto permitió a aprobación en el Senado de una ley que movió los cimientos de un mundo ahora maravilloso y realmente vivible: para lograr la igualdad más completa, todas las mujeres tuvieron que operarse. Se pasaron de bando, se volvieron hombres.

martes, 12 de marzo de 2013

Adultoz

 ¿Viste, Fran, los absurdos divertimientos que practican los adultos, y algunos jóvenes, durante su propia vida? Se distraen con idioteces que les parecen importantísimas, y dejan pasar cosas tan fundamentales como ir a andar en bicicleta no para hacer ejercicio, sino con el solo fin de llegar todo sudado a esa única plaza donde el pasto no es sintético y que tampoco tiene esos cositos tan pinchudos y molestos.
 Se cuentan chistes tontos, hablan de política, leen un solo tipo de diario convencidos de su objetividad, y luego tratan de convencer al resto de su interesantísima y perfecta forma de ver el mundo.
 Sus vidas deberían ser bestsellers. Les extraña que los ojos de algunas personas no se abran como platos al escuchar una genial anécdota sobre su más reciente aventura en Punta del Este. Sus empleados se ríen, ¿por qué ellos no?
 El dinero es importante, sí, pero para ellos no es sólo plata sino también oro y diamantes. Una cuenta bancaria lo vuelve a uno interesante, y con dos ya lo invitan a jugar al tenis.
 Transpiran prejuicios y fetiches de dominación. Si pudieran llorar, derramarían todas las imposiciones de su niñez, el horrendo sistema que la sociedad les regaló y que ver The Wall no los ayudó a derrumbar. El régimen se solidificó tanto que lo único que disfrutan es ver una comedia con risas grabadas.
 Tienen un switch con dos posiciones: que-les-digan-que-hacer y dar-órdenes. No soportan, odian, temen tener tiempo libre. No hablo de "tiempo libre para tener una escapada a McDonalds", sino de un rato apreciable, sin obligaciones ni planes armados ¿Tan difícil es no ocupar todo el maldito tiempo con algo para hacer?

¿Sabés por qué te cuento esto, Fran? Porque temo estar convirtiéndome en uno de ellos.

martes, 5 de marzo de 2013

Raya y punto

 Jack trabajaba casi doce horas diarias en una aburrida oficina (que se podría calificar de subterránea) situada en el undécimo piso de una torre casi desprovista de ventanas; al tener que mantener a toda su familia - sus cinco hermanos mucho más pequeños, su madre embarazada again y su padre no, no estaba él, no importa por qué - no podía esforzarse menos; eso le molestaba, pues sabía, sin poder hacer nada al respecto, que no iba a poder ir a la universidad a estudiar Arte: ya sé que eso te encanta, y lo que a mí me encanta es que seas feliz, pero tenés que ayudar hasta que John cumpla trece al menos, le decía la madre siempre, siempre elevando la edad a la que su hermano tenía que llegar cada vez más, cosa que le molestaba también, pues parecía que sus obligaciones no fueran a acabar nunca, pero cómo iba a saber que quince años después luego del accidente con la moto su hermano iría a visitarlo todos los días, llevándole comida, libros, cariño y conversación, charlas interminables sobre lo buena y linda que eras y por qué no se casaron, de nuevo volver al tema, una pareja perfecta, se separaron de repente, tal vez postrado en la cama Jack lo escucharía sin ponerse nervioso, estás tan solo hermano, por qué no la llamás basta John dejame en paz, por última vez te lo digo, pero insistir y la súbita pelea vidrios rotos, un hermano tirado en la cama, el otro en el piso, sólo uno moviéndose pero con sangre en las manos. Qué se puede hacer, así es la vida.

jueves, 21 de febrero de 2013

Luz vieja

¿Qué es mejor, una quemazón sin límites o la noche eterna?

Varias eras habían pasado para la humanidad, Cristo y el capitalismo hacía mucho que habían sido olvidados, y la gente tenía otros dioses y otros sinsentidos. Vivían en guerra permanente, en batalla por la poca agua que tenía el planeta.
El Sol ardía cruel en el cielo; ya no era la estrella protectora que otrora iluminaba y alimentaba en forma amigable, sino un ser rojo, castigador, que volvía la vida un poco más insoportable.
Los humanos vivían encerrados en cúpulas gigantes, y se pasaban la vida tratando de sobrevivir a las altas temperaturas. Hacer el amor? Llorar? Abrazarse? Todo eso estaba prohibido y enterrado.
Ni siquiera las noches traían paz y unión, tan solitarios se habían vuelto los hombres; pero al menos se abrían ventanales en las viviendas y algunos jóvenes llegaban a ver la luna.

Un día particularmente molesto, si una sola nube defensora en el cielo, un muchacho esperó pacientemente la negrura, sin hacer nada. Y se fue el Sol, y pensó y cantó y escribió. Y al llegar el alba, esta no llegó. Esa muerte redonda no se asomaba por el horizonte.
La alegría y la sorpresa pronto dejó paso al miedo ¿Qué era todo esto? El chico corrió a su familia y les contó lo sucedido.
Esta situación se repetía en diferentes casas: familias reunidas para discutir lo que parecía un bendito eclipse, solo que demasiado largo.
La súbita e inexplicable muerte del Sol había dejado a todos en medio de la oscuridad y lo desconocido. La gente trataba de calmarse entre sí; tal vez el miedo los impulsaba a darse calor y afecto.
O tal vez había sucedido algo más. La luz de la que se alimentaba cada persona - y la inherente a cada una - había sido eclipsada por un Sol demasiado luminoso; y con este desaparecido, la gente volvía a necesitar a la gente para vivir y crecer.