domingo, 24 de marzo de 2013

Derechos

Luego de innumerables años de continuas manifestaciones en contra de la discriminación, los calvos lograron su objetivo: para no ser vistos en forma diferente por nunca jamás, por decreto mundial, todos los seres humanos deberían afeitarse la cabeza una vez cada tres días. Esto supuso un gran avance en los objetivos de LGBTPQHRMSM, pero obviamente no era suficiente. Todavía era necesario pulir las veintenas de diferencias sociales que quedaban, igualar a todos los hombres del planeta para que el sufrimiento de ser distinto e insultado desapareciera. No pasaron muchos años para que la ley impusiera uniformidad en la ropa. Gracias a Dios, nunca más un niño sería burlado por llevar una prenda demasiado extraña. Se había hecho una estadística sobre los cinco colores más aceptados por la sociedad. Todas las demás tinturas se habían tirado al mar. La música. La música, esa maldita polarizadora que encerraba a los desdichados en horrendas prisiones de asqueroso rock, tango, pop psicodélico, medium-blues, jazz, lo que fuera, por fin se logró eliminar en 2113. En cuanto a las películas, por suerte ya existían solo como idea y recuerdo. Hacía mucho que esas propagadores de estereotipos habían dejado de producirse. El cambio definitivo en la sociedad casi perfecta se produjo pocas décadas antes de la extinción de la misma: el machismo había estado aumentando en los últimos años, tal vez la única vía de escape y descarga de hombres que ya no podían librarse de su ira por ningún otro medio legal. Esto permitió a aprobación en el Senado de una ley que movió los cimientos de un mundo ahora maravilloso y realmente vivible: para lograr la igualdad más completa, todas las mujeres tuvieron que operarse. Se pasaron de bando, se volvieron hombres.

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