miércoles, 13 de octubre de 2010

Privacidad

La privacidad es un tema muy importante. Más en la actualidad, cuando es casi nula. Todo lo que posteamos en forma digital persiste indefinidamente, según mi profesor de catequismo.

Y no crean que es paranoia [al menos no todo]. Hay gente detrás de la cortina con gigantescas bases de datos con nuestra información personal: números de cuentas bancarias, direcciones, contraseñas, la forma de las llaves de nuestras casas u oficinas (que podrían replicar en un abrir y cerrar de ojos), nuestra religión, ideología política, incluso nuestros gustos.

Mucha de esta información podría y será utilizada en uno de esos secuestros Express, tan populares ahora, como le sucedió al primo de la amiga de mi peluquero [teoría de los seis grados, lo has hecho de nuevo].

Las redes sociales son incompatibles con nuestra forma actual de vida: ¿cómo podríamos seguir utilizando tarjetas de crédito, débito y demás, sabiendo que en cualquier momento, un desconocido a miles de kilómetros de distancia nos las puede robar a través de la Web? Por eso ya cancelé mi tarjeta del Banco Francés, y la semana que viene se me da de baja la de American Express. De más está decir que ahora siempre me manejo en transporte público, y dejé de usar mi collar de perlas.

Ahora, ¿cómo comparto esto con mis amigos? ¡Quiero comentarios, y notificaciones!

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