La privacidad es un tema muy importante. Más en la actualidad, cuando es casi nula. Todo lo que posteamos en forma digital persiste indefinidamente, según mi profesor de catequismo.
Y no crean que es paranoia [al menos no todo]. Hay gente detrás de la cortina con gigantescas bases de datos con nuestra información personal: números de cuentas bancarias, direcciones, contraseñas, la forma de las llaves de nuestras casas u oficinas (que podrían replicar en un abrir y cerrar de ojos), nuestra religión, ideología política, incluso nuestros gustos.
Mucha de esta información podría y será utilizada en uno de esos secuestros Express, tan populares ahora, como le sucedió al primo de la amiga de mi peluquero [teoría de los seis grados, lo has hecho de nuevo].
Las redes sociales son incompatibles con nuestra forma actual de vida: ¿cómo podríamos seguir utilizando tarjetas de crédito, débito y demás, sabiendo que en cualquier momento, un desconocido a miles de kilómetros de distancia nos las puede robar a través de
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