domingo, 15 de junio de 2014

Relato de un náufrago

                Había una vez un joven que escuchaba a Spinetta y escribía sobre cosas imposibles, y luego se iba a volar. Había también otra joven que volaba pero para atrás. No tardaron en chocarse, sin querer queriendo, medio riendo, medio llorando.

                Se hicieron amigos, el joven se enamoró, la joven no. Viajaron juntos a la cabeza de cada uno, y a una playita del Interior. Mezclaron sus mundos, que siendo tan distintos habían engendrado a dos personas de miradas muy parecidas.

                Durmieron juntos en camas separadas y en la misma cama, sin tocarse ni las manos, pero con las respiraciones sincronizadas.

                Amaron a la misma persona, porque ni el protagonista de un cuento tiene tan sólo un interés romántico.

                Lloraron sobre una semilla de la que nació una flor ya muerta. Ambos tenían un algo muy oscuro dentro, que sonreía cuando abrazaba al monstruo del otro.

                Compartieron demonios, casa, libros, vuelos, angustias, música, incontables risas.


                Se mataron juntos, no habiéndose dado jamás un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario