miércoles, 13 de noviembre de 2013

Matemagia

 Si el universo estuviera hecho de pequeñísimas cuerdas, entonces podríamos generar música con cualquier instrumento, sea una silla, un plato, o alguna molécula lo suficientemente grande, simplemente tensando los tubos de mimbre cósmico de los que estarían o están hechos.
 Sabemos que existen (y son únicos) seres capaces de crear belleza con algo menos que una guitarra, con un instrumento musical que no es un Instrumento Musical de Verdad. El arte generado por esos objetos hechos de pequeñísimas cuerdas de mimbre cósmico, pero sin mimbre real y mundano, es validado por la masa y por la créme, así que podemos quedarnos tranquilos.
 Antes de que los humanos lograran contarse chismes a través de cables, radio y haces de luz, el cosmos ya había logrado comunicarse a través de la vibración de sus subconjuntos. Parte de la charla, de todas formas, se pierde por culpa de estos pozos negros Hawkingnianos sin fondo dispersos por doquier, pero por suerte la música es redundante y aunque algunas estrofas se pierdan, la emoción llega.
 Llega y las estrellas ríen y sufren, los mundos gritan y erupcionan, las cuerdas lloran y se rompen.
 Y al suponer que todo estaba hecho de pequeñísimas cuerdas vivas, llegamos a que estas no tardan en morir; pero el universo tiene eones y sigue latente.
 Entonces absurdo, y este lugar tiene mucha menos matemagia de la que suponía. Contentémonos con π.

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